I
No es un hecho muy conocido, pero las vacas brincan, y logran una altura muy considerable. Y ahora debido a la generalizada ignorancia respecto a ese hecho, podría estar próximo a morir, en medio de una lluvia de madera, fango, y lo que posiblemente aprovechado de otra manera pudo haber sido abono orgánico para plantas, por no decir mierda de vaca, volando por todas partes, también llovía lluvia normal de otoño. La semana había iniciado así, lluvia fría que hacia que tus pies fueran bizarras paletas de hielo sabor calcetín, el aspecto de la ciudad industrializada gris de millones de paredes y techos garabateados por el hollín y un toque tímido del verde musgo que aprovechaba la lluvia para resucitar. A pesar de eso la ciudad se movía. Sus motorizadas venas rugían a través de mi ventana y vomitaban aceite y gasolina, y su olor me recordaba los buenos tiempos, tiempos Dickensianos, clavados con estalactitas de helado Napolitano y escritos con mil perfumes y lápiz labial, y con ese olor a ciudad, gasolina, aceite y tal vez un poco de polvo. Ahora podría decirse que es el peor de los tiempos y también el mejor, aunque pensandolo bien es una época integralmente de la chingada. Solía trabajar en la industria de los motores, el ejercito de overoles que construyo la maquinaria de guerra que alguna vez habría hecho grande a esta nación, que derrotó por si sola a los ejércitos de todo el continente, que cruzó el mar y logró dominar medio mundo, industria que al final resultó poco redituable y que al pasar mas guerras y mas derrotas, y de acuerdo a los hombres bien vestidos de la televisión, habrían dejado al país endeudado para los próximos 500 años, ese día deje de mirar televisión, más que por repudio, fue por haber perdido mi trabajo por lo cual deje de pagarla, lo mismo que mis demás cuentas y deudas, porque yo siempre le hago caso a la televisión, a sabiendas de lo estúpida y manipulada que sea. Al final de cuentas si el mundo podría esperar al país por 500 años por unos cuantos morlacos, me podría esperar a mi unos 50. Así fue como termine investigando para el gobierno, nuestra gloriosa nación en estado de descomposición había sido infiltrada por el enemigo con miles de espías, estaban en todas partes mandando información, conspirando, masturbandose mientras nos miraban en nuestros momentos mas vulnerables y pateando gatitos y perritos para después reirse de la manera mas sádica posible, bueno, no había pruebas concretas de ello, pero los burócratas estaban dispuestos a comprobarlo de una manera u otra,y para eso necesitaban soplones, gente que pareciera normal y que tuviera buen oído y un gusto por los chismorreos de cantina, supermercado o baño de vapor y que tuviera el suficiente amor a su patria y las suficientes deudas para esperar recibir algo de dinero a cambio de chismorrear al gobierno las cosas sospechosas y embarazosas del vulgo, para fines de "protección" y después de extorsión, esto era un hecho bien sabido pro todos. A pesar de eso la ciudad seguía parloteando. Con el tiempo esta oficina de contra espionaje fue suspendida debido a la gran cantidad de revueltas que el improvisado sistema de humillación tributaria habría provocado, yo no deje de investigar, el chisme se me da muy bien, y al final de cuentas la gente siempre necesitara alguien que obtenga información, Podrán no estar dispuestos a tener que violar su ética y pero siempre estarán dispuestos a pagarle a alguien que no tenga, vivimos en tiempos agitados y llenos de secretos, una época integralmente de la chingada. Así fue como termine investigando para cualquiera que tuviera el suficiente dinero para pagar.
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